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Verrugas genitales (condilomas) Paradojas de su tratamiento



Las verrugas genitales, también conocidas como condilomas acuminados, constituyen hoy en día una de las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes. Estas lesiones, habitualmente de ubicación genital, son producidas por los virus del papiloma, principalmente por los genotipos 6 y 11 de esta familia de virus. El contagio se produce por contacto de mucosas durante el episodio sexual, y su manifestación se presenta en promedio aproximadamente 8 meses después del evento contagiante. Inicialmente, aparecen pequeños “granitos” que no duelen ni pican, y a medida que avanza el tiempo comienzan a crecer, adquiriendo una forma similar a una pequeña coliflor y apareciendo nuevas lesiones adyacentes a la primera. El diagnóstico habitualmente es visual, pero la certificación se realiza a través de pruebas que ratifican la presencia del virus (biopsias y pruebas de PCR).

Cuando hablamos de las paradojas a las que nos referiremos en este artículo, nos referimos a que hoy en día existen varios tipos de tratamientos que son ampliamente publicitados y publicados en internet. Estos tratamientos son aplicados y recomendados por distintos profesionales médicos, y el tratamiento indicado depende de la especialidad; es decir, existe diferencia en el tratamiento elegido por dermatólogos, en comparación con el que indican los ginecólogos o el que prefieren los urólogos. Entonces, surge la pregunta: ¿por qué el tratamiento de una misma enfermedad tiene tantos tratamientos distintos? ¿Es que no existe un tratamiento mejor que otro? Parte de la respuesta a esta incógnita se debe a que, hasta hace muy poco tiempo, no existían estudios confiables que compararan los resultados de los distintos tipos de tratamientos, situación que actualmente ya está parcialmente solucionada.


Otro factor involucrado en esta disyuntiva es el hecho de que, una vez que un especialista ha comenzado a usar un determinado tratamiento, tiende a repetirlo, ya que tiene experiencia en su uso. Además, muchas veces la elección del tratamiento está asociada al costo de honorarios percibidos por el profesional.


Entonces, ¿cuáles son los tratamientos existentes para los condilomas? Desde la perspectiva de tratamientos, existen tratamientos ablativos capaces de extirpar las lesiones o de destruirlas directamente; estos son aplicación de láser, uso de nitrógeno líquido, diatermocoagulación y cauterización, los cuales son considerados como procedimientos quirúrgicos. Todos estos tratamientos son de alto costo, tanto porque emplean máquinas e infraestructura de alto costo de implementación, como por los honorarios que el profesional considera adecuados al nivel de la maquinaria utilizada.


Por otro lado, existen los llamados tratamientos médicos, que están basados en la aplicación de sustancias de uso tópico (uso local) y son principalmente tres sustancias diferentes: el imiquimod, la tintura de podofilina y el ácido tricloroacético. Con tantos tratamientos, ¿cuál es el mejor? La respuesta se ha ido construyendo de forma gradual a través de estudios comparativos en efectividad y recidiva. Un estudio comparativo entre imiquimod, podofilina y crioterapia (nitrógeno) de 2018 demostró una reincidencia menor con imiquimod (18.2%) comparado con podofilina (34.6%) y crioterapia (41.9%); fuente: PubMed ID 296220914. Otro estudio, “Recurrencia de verrugas genitales después del tratamiento con imiquimod, podofilina o crioterapia: Revisión sistemática y metaanálisis” (2020), mostró una reincidencia menor con imiquimod (22.1%) comparado con podofilina (38.5%) y crioterapia (44.1%); fuente: PubMed ID 32043743. En el estudio “Seguimiento a largo plazo de pacientes con verrugas genitales tratados con crioterapia o imiquimod” (2019), los resultados mostraron una tasa de reincidencia menor con imiquimod (25.9%) comparado con crioterapia (41.2%) después de 2 años de seguimiento; fuente: PubMed ID 31033190.


Otros estudios obtenidos de la base Cochrane han mostrado resultados similares. Por tanto, una primera conclusión es que el peor de todos estos tratamientos es el de la aplicación de nitrógeno líquido (crioterapia), que, paradójicamente, es uno de los de mayor costo y muy frecuentemente usado. Tanto la aplicación de podofilina como, principalmente, el imiquimod han demostrado tener mejores resultados, y su costo es significativamente menor.


Con respecto a los tratamientos quirúrgicos, los datos obtenidos de las bases UpToDate y Cochrane, ambas de extraordinario prestigio y confiabilidad, demostraron que no existe gran diferencia en los resultados al comparar crioterapia, diatermocoagulación y aplicación de láser. Sin embargo, se evidencia que la crioterapia es la que tiene el peor rendimiento y mayores desventajas (costo, dolor, despigmentación de la piel). Después de todo este análisis, podemos concluir que los tratamientos médicos, principalmente con imiquimod y podofilina, debieran ser la primera e inicial opción de tratamiento, dada su mayor efectividad, menores efectos secundarios y costo menor. Los tratamientos de índole quirúrgica serían la alternativa de segunda línea en aquellos pacientes que no respondieran o que, dadas las características de las lesiones (lesiones hiperqueratósicas), responderían mejor a estos procedimientos. Solo de esta forma garantizaremos mejores resultados en este tipo de pacientes, la cual esa es mi principal preocupación.


Dr. Roberto Rodríguez

Ginecólogo Infectólogo

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